Como diría aquel, es triste coincidir, pero coincido (y no me refiero a tu posicionamiento, sino a lo triste que es el asunto). El buenismo no nos lleva a ningún sitio. Y los eufemismos que comenté ayer (y que continúan hoy por lo que leo en la prensa, hasta extremos ridículos), cada están más fuera de lugar.
Quiero poner en contraposición, sin embargo, el gran artículo de @emi de ayer:
No sabemos lo que es la guerra hasta que la tenemos encima. Ojalá que solo tengamos que limitarnos a enseñar los dientes. Pero habrá que tener dientes, claro.
Hola Ignacio. Sin duda si. Aunque quise escribir este post con mi visión algo crítica con el actual rearme, puesto que lo que hace 4 días no preocupaba ahora si lo hace, no era mi intención caer en el buenismo. Si creo que es necesario, aunque posiblemente el móvil no sea exclusivamente el de la seguridad, sino el de incentivar el crecimiento. Dicho lo cual, coincido en que hay que enseñar los dientes.
Un artículo muy necesario. Invertir en Defensa está considerado ser un mecanismo de disuasión, tal y como defendía Luttwak en su excelente libro The logic of War and Peace. Particularmente, yo de momento me creo esta tesis. Pero lo que no termino de creer es que los hippies europeos no se preocuparon de invertir en armamento hasta ahora.
EEUU durante décadas quiso ser el Globocop del mundo, y no sé si estaba dispuesto a que otros países le quitasen ese poder y protagonismo.
Y tal y como dices, esta reindustrialización puede hacer que recuperemos mucha industria perdida. Crucemos los dedos, que no está de más en estos tiempos.
Hay un video bastante famosos de Putin en el que habla de cómo el miedo a un holocausto nuclear, que comparten las grandes potencias, es justamente lo que ha evitado el conflicto mundial directo. Se podría ver también en términos de Teoría de Juegos. La cooperación mutua es la solución al conflicto, aunque esa cooperación sea simplemente por una disuasión, un miedo a las represalias. Coincido, habrá que cruzar los dedos.
Buena entrada, Ménez. La razón de Estado de Maquiavelo es poderosa para instrumentalizar el miedo. La gran sentencia hasta la saciedad repetida ha sido la de que “es mucho más seguro ser temido que amado, si no se puede ser ambas cosas.” Al margen del éxito y del plazo realista de esa inversión en defensa, hay un pragmatismo que no sabe de pacifismos ingenuos y aprovecha este instinto.
Un pragmatismo como el que en su día Ortega adujo, no para promover la guerra sino para no despreciarla y llegar a superarla precisamente comprendiendo su función: la continuación de la política por otros medios, como decía Clausewitz. Ortega llegó a decir que “la guerra es una genial y formidable técnica de vida y para la vida”. Era imprescindible no contentarse con ese pacifismo como beatería, en la línea en la que apuntas al final.
Pero sus advertencias se enredaron con los convulsos años treinta y precipitaron el horror de la segunda guerra mundial que, a pesar de contenciones y apaciguamientos, al final acabó siendo brutal. Sigue resultando un desafío para un mundo que retrocede en su globalización, con sociedades polarizadas y guiadas por conspiranoias y las ambiciones de siempre, pensar en un concierto mundial que permita, como quisiera Ortega, ese tránsito hacia la superación de la guerra como eje de la historia.
Hemos vivido algo ingenuamente en uno de los periodos más pacíficos de la historia. Y la paz no se sostiene sola. Hay que pelearla en cada esquina. Hablemos de ella, como hacía Kant, ansiando que sea perpetua, precisamente para hacerla lo más duradera posible.
Gracias Javier. Justamente, la paz hay que pelearla y hay que estar preparados. Lo que más me preocupa es el detonante de la situación: un resquebrajamiento en las antiguas alianzas internacionales y mayores dificultades para el comercio entre países. En 1890, las aspiraciones coloniales de Alemania también llevo a la fractura de alianzas en el comercio internacional y a un rearme general. Todos sabemos como acabó aquello. Ya decía Bastiat que donde entra el comercio no entran las balas.
Además de lo que comenta Julián, la industria armamentística conlleva un gran desarrollo tecnológico - que bien le hace falta a Europa -, internet mismamente sale de ahí. Y si nos ponemos "finos" incluso el bitcoin por el desarrollo criptográfico de los servicios de inteligencia, que luego derivaron a usos privados.
Además, el hecho de tener que desarrollarnos, posiblemente haga que salgamos de la burbuja verde en la que estamos y nos veamos obligados a salir a "competir" contra otros, mejorando la eficiencia de Europa.
Lo ideal ería un desarrollo tecnológico importante para conseguir el efecto disuasor.
Como le decía Escohotado a Pablo Iglesias en una entrevista "las bombas nucleares han evitado más muertes y han traído más paz de la que podemos imaginar".
Como diría aquel, es triste coincidir, pero coincido (y no me refiero a tu posicionamiento, sino a lo triste que es el asunto). El buenismo no nos lleva a ningún sitio. Y los eufemismos que comenté ayer (y que continúan hoy por lo que leo en la prensa, hasta extremos ridículos), cada están más fuera de lugar.
Quiero poner en contraposición, sin embargo, el gran artículo de @emi de ayer:
https://substack.com/home/post/p-160020153
No sabemos lo que es la guerra hasta que la tenemos encima. Ojalá que solo tengamos que limitarnos a enseñar los dientes. Pero habrá que tener dientes, claro.
Hola Ignacio. Sin duda si. Aunque quise escribir este post con mi visión algo crítica con el actual rearme, puesto que lo que hace 4 días no preocupaba ahora si lo hace, no era mi intención caer en el buenismo. Si creo que es necesario, aunque posiblemente el móvil no sea exclusivamente el de la seguridad, sino el de incentivar el crecimiento. Dicho lo cual, coincido en que hay que enseñar los dientes.
Un artículo muy necesario. Invertir en Defensa está considerado ser un mecanismo de disuasión, tal y como defendía Luttwak en su excelente libro The logic of War and Peace. Particularmente, yo de momento me creo esta tesis. Pero lo que no termino de creer es que los hippies europeos no se preocuparon de invertir en armamento hasta ahora.
EEUU durante décadas quiso ser el Globocop del mundo, y no sé si estaba dispuesto a que otros países le quitasen ese poder y protagonismo.
Y tal y como dices, esta reindustrialización puede hacer que recuperemos mucha industria perdida. Crucemos los dedos, que no está de más en estos tiempos.
Hay un video bastante famosos de Putin en el que habla de cómo el miedo a un holocausto nuclear, que comparten las grandes potencias, es justamente lo que ha evitado el conflicto mundial directo. Se podría ver también en términos de Teoría de Juegos. La cooperación mutua es la solución al conflicto, aunque esa cooperación sea simplemente por una disuasión, un miedo a las represalias. Coincido, habrá que cruzar los dedos.
Buena entrada, Ménez. La razón de Estado de Maquiavelo es poderosa para instrumentalizar el miedo. La gran sentencia hasta la saciedad repetida ha sido la de que “es mucho más seguro ser temido que amado, si no se puede ser ambas cosas.” Al margen del éxito y del plazo realista de esa inversión en defensa, hay un pragmatismo que no sabe de pacifismos ingenuos y aprovecha este instinto.
Un pragmatismo como el que en su día Ortega adujo, no para promover la guerra sino para no despreciarla y llegar a superarla precisamente comprendiendo su función: la continuación de la política por otros medios, como decía Clausewitz. Ortega llegó a decir que “la guerra es una genial y formidable técnica de vida y para la vida”. Era imprescindible no contentarse con ese pacifismo como beatería, en la línea en la que apuntas al final.
Pero sus advertencias se enredaron con los convulsos años treinta y precipitaron el horror de la segunda guerra mundial que, a pesar de contenciones y apaciguamientos, al final acabó siendo brutal. Sigue resultando un desafío para un mundo que retrocede en su globalización, con sociedades polarizadas y guiadas por conspiranoias y las ambiciones de siempre, pensar en un concierto mundial que permita, como quisiera Ortega, ese tránsito hacia la superación de la guerra como eje de la historia.
Hemos vivido algo ingenuamente en uno de los periodos más pacíficos de la historia. Y la paz no se sostiene sola. Hay que pelearla en cada esquina. Hablemos de ella, como hacía Kant, ansiando que sea perpetua, precisamente para hacerla lo más duradera posible.
Gracias Javier. Justamente, la paz hay que pelearla y hay que estar preparados. Lo que más me preocupa es el detonante de la situación: un resquebrajamiento en las antiguas alianzas internacionales y mayores dificultades para el comercio entre países. En 1890, las aspiraciones coloniales de Alemania también llevo a la fractura de alianzas en el comercio internacional y a un rearme general. Todos sabemos como acabó aquello. Ya decía Bastiat que donde entra el comercio no entran las balas.
Te dejo aquí la visión radicalmente opuesta:
https://substack.com/@yanisvaroufakis/note/p-160117867?r=3gzyml
Aunque Varoufakis no es santo de mi devoción, lo leeré atento. Gracias.
Por eso te lo digo. Yo me lo he leído y no coincido en nada con él (en este asunto, en otras sí).
Aunque su germanofobia está justificada, creo que se equivoca.
Es simplemente para comprender las posturas de quienes se oponen al rearme.
Además de lo que comenta Julián, la industria armamentística conlleva un gran desarrollo tecnológico - que bien le hace falta a Europa -, internet mismamente sale de ahí. Y si nos ponemos "finos" incluso el bitcoin por el desarrollo criptográfico de los servicios de inteligencia, que luego derivaron a usos privados.
Además, el hecho de tener que desarrollarnos, posiblemente haga que salgamos de la burbuja verde en la que estamos y nos veamos obligados a salir a "competir" contra otros, mejorando la eficiencia de Europa.
Lo ideal ería un desarrollo tecnológico importante para conseguir el efecto disuasor.
Como le decía Escohotado a Pablo Iglesias en una entrevista "las bombas nucleares han evitado más muertes y han traído más paz de la que podemos imaginar".