El petróleo y la guerra Israel - Irán
Sobre la no subida del precio del petróleo en los mercados financieros
La guerra entre Israel e Irán ha acaparado titulares en todo el mundo y ha generado preocupación en los mercados energéticos internacionales. A primera vista, era lógico esperar que el precio del petróleo Brent se disparara. Históricamente, los conflictos en Oriente Medio han generado subidas significativas en los precios del crudo debido al temor de interrupciones en el suministro. Sin embargo, en este caso, el aumento fue breve y el precio del Brent rápidamente retrocedió. ¿Por qué? ¿Qué está pasando en el fondo del mercado petrolero global?
¿Qué es el petróleo Brent? Contexto Político
El brent es un tipo de petróleo que se extrae principalmente del mar del Norte. Más liviano que el West Texas, se considera como un petróleo dulce por su menor cantidad de azufre, siendo ideal para la producción de gasolina. Aunque el Brent se extrae en el Mar del Norte, más de dos tercios del crudo que se vende en el mundo se valora en función del Brent, y gran parte de ese crudo viene de países de la OPEP, en Oriente Próximo. Por eso, todas las repercusiones geopolíticas que suceden en este lugar del planeta afectan significativamente a las economías desarrolladas, y en especial, a los mercados financieros.
Cuando en este mismo mes de junio estalló la escalada militar entre Israel e Irán, los mercados reaccionaron con rapidez. El barril Brent alcanzó un pico de alrededor de 81 $, impulsado por el miedo a una interrupción en el flujo de petróleo desde el Golfo Pérsico, en especial por un posible cierre del Estrecho de Hormuz, por donde transita casi el 20 % del petróleo mundial.
Sin embargo, esa subida fue efímera. En cuestión de días, los precios comenzaron a bajar, alcanzando los 67-68 $ por barril, incluso cuando aún se mantenía la incertidumbre en la región. Es más, la primera bajada sensible vino tras el ataque de Irán a las bases americanas de Qatar, para sorpresa de mucho. La pregunta, entonces, es evidente: ¿por qué no se mantuvo esa prima de riesgo en el precio? ¿Por qué se dio esta anomalía?
El lado de la oferta
Uno de los factores más determinantes en la no subida del precio del petróleo ha sido el superávit de petróleo a nivel mundial. Según estimaciones de Macquarie, el mercado tiene un exceso de oferta de unos 2,1 millones de barriles diarios. Esta abundancia ha funcionado como una válvula de escape para el sistema, amortiguando cualquier presión alcista provocada por el conflicto.
A esto se suma que, tras la pandemia de COVID-19 y especialmente después del estallido de la guerra en Ucrania, muchos países occidentales optaron por acumular grandes reservas estratégicas de petróleo para garantizar su seguridad energética. Estas reservas han servido como colchón para el mercado, ofreciendo una fuente adicional de suministro que reduce el impacto de posibles disrupciones.
Además, la producción de petróleo en Estados Unidos, Brasil y Canadá ha seguido aumentando, reduciendo la dependencia del crudo procedente de Medio Oriente. La revolución del shale oil1 estadounidense continúa siendo un factor clave: Estados Unidos ha incrementado significativamente su capacidad exportadora y se ha convertido en un proveedor de peso en el mercado global.
Es importante señalar que la OPEP en este caso no ha mostrado señales de recortar la producción para sostener los precios. El presidente ruso, Vladímir Putin, declaró que no era necesario intervenir en el mercado petrolero como respuesta al conflicto. Esto reforzó la idea de que, al menos en el corto plazo, no habría recortes artificiales de suministro que impulsaran los precios al alza. Esta actitud también refleja una percepción compartida entre los productores, considerando que el conflicto, aunque grave, no supone una amenaza directa para el suministro global de petróleo.
Algunos analistas apuntan a la diversificación de las rutas de transporte del petróleo, especialmente impulsadas por EEUU y Arabia Saudí, a fin de evitar el riesgo sistémico en caso de cierre total o parcial del Estrecho de Ormuz. Pero lo cierto es que el 20% del comercio mundial de petróleo sigue transitando por ahí. Sin embargo, a pesar de la amenaza de cerrar el Estrecho, dicha amenaza no fue creíble para el mercado por una sencilla cuestión: de ese total, alrededor del 70–75 % se dirige a mercados asiáticos, principales compradores. Sin ir tan lejos, China importó en el primer trimestre de 2025 aproximadamente 5,4 millones de barriles por día a través del Hormuz. Esto nos da una pista clara de por qué Irán se lo pensó dos veces. El cierre del Estrecho perjudicaría el comercio mundial y a EEUU, pero perjudicaría más a sus aliados como los chinos. Por eso no resultó creíble la amenaza de cierre. Y si el riesgo no existía, los mercados no reaccionaron al alza previendo una posible escasez de petróleo2.
El lado de la demanda
Desde el lado de la demanda, hay que fijarse en las demanda global de petróleo, que no está en su mejor momento. China, uno de los mayores consumidores del mundo, ha mostrado señales de desaceleración. Las economías occidentales siguen lidiando con los efectos de políticas monetarias restrictivas y tasas de interés elevadas que afectan la inversión, el transporte y el consumo de energía. A pesar de las bajadas que ya se han visto en Europa, países como EEUU o Reino Unido siguen con tipos altos por miedo a desanclar las expectativas de inflación y por ello una posible fase reinflacionaria. Los aranceles de Trump no ayudan a disipar las tensiones inflacionarias.
Además, la transición energética está comenzando a tener efectos palpables. Aunque aún estamos lejos de una sustitución total de los combustibles fósiles, hay una presión estructural a la baja sobre la demanda de petróleo en muchos sectores. Cada vez se da más impulso a otras tecnologías. En especial, la industria de la automoción parece estar virando hacia el coche eléctrico, lo que tiene como efecto secundario una presión a la baja sobre las necesidades de petróleo. Todas estas cuestiones nos hacen comprender que la demanda global de petróleo se encuentra estable, sino algo débil, evitando así que el precio del petróleo suba por esta vía.
Conclusiones
El mercado está constantemente evaluando posibles futuros. En este contexto, se manejan tres escenarios principales:
Desescalada y tregua prolongada: en este caso, los precios del Brent podrían mantenerse en el rango de 65-70 $, con poca volatilidad.
Conflicto congelado pero latente: una especie de "guerra fría" regional podría mantener los precios entre 75 y 80 $ por barril, con picos puntuales.
Escalada mayor o interrupción del suministro: si llegaran a atacarse instalaciones petroleras clave o se cerrara Hormuz, los precios podrían dispararse por encima de los 100 $.
A día de hoy, todo parece inclinarse hacia el primer escenario. Dicho eso, los mercados son cambiantes en el corto plazo, y cualquier variación en los acontecimientos puede mover los precios hacia un lado o hacia otro. Sin embargo, si todo sigue igual, la desescalada entre Irán e Israel tras el ataque fugaz estadounidense y la tregua entre ambos países, unido a la falta de restricciones a la cantidad de barriles y la débil demanda global, nos empuja a pensar que el precio se mantendrá estable.
Asimismo, existe una derivada adicional a destacar. Normalmente, cuando estalla una guerra en regiones calientes del globo, en especial aquellas que afectan al comercio mundial, los mercados reaccionan con agresividad. Si además entra EEUU, la volatilidad es más palpable. Sin embargo, incluso con una intervención directa del gigante americano, los mercados han estado relativamente estables. El S&P 500 apenas reaccionó, estando de hecho a día de hoy cerca de máximos. Esto me hace pensar que se trata de una señal alcista. Es posible que veamos los mercados crecer de nuevo en ausencia de nuevas tensiones geopolíticas.
El shale oil, petróleo de esquisto o petróleo de lutitas en español, es igual al petróleo que se extrae cerca de la superficie, pero se halla a profundidades a veces mayores a los 3 kilómetros. La diferencia de ambos hidrocarburos con sus pares convencionales radica en que se encuentran incrustados en formaciones rocosas de baja permeabilidad, a profundidades que pueden superar los tres kilómetros y su extracción requiere de tecnología no convencional como es el fracking o fracturación hidráulica.
Para aquellos interesados en una explicación más financiera: al estallar el conflicto, hubo un aumento inmediato en la compra de opciones call sobre petróleo, apostando por una subida del Brent en caso de restricciones en el suministro. Pero en cuanto se confirmó que no habría afectaciones inmediatas al suministro, esas posiciones se cerraron rápidamente, lo que generó una presión bajista sobre los precios.