Te doy la bienvenida a Delfos, un espacio de reunión donde la curiosidad y el saber se encuentran.

¿Por qué Delfos?

El Oráculo de Delfos fue uno de los santuarios más importantes de la antigua Grecia, dedicado a Apolo, el dios de la luz, la música y la profecía. Ubicado en las laderas del monte Parnaso, Delfos atraía a personas de toda la región que buscaban respuestas a preguntas cruciales sobre el futuro y la voluntad de los dioses.

En el corazón del santuario, la pitia o pitonisa, una sacerdotisa especialmente elegida, entraba en trance inducido supuestamente por vapores que emanaban de una grieta en la tierra. Durante este estado, ella pronunciaba enigmáticas respuestas que los sacerdotes interpretaban y transmitían a los consultantes. El Oráculo de Delfos no solo influía en decisiones personales, sino también en cuestiones de Estado, como estrategias militares y políticas. Sus predicciones y consejos eran tan venerados que Delfos se convirtió en el centro espiritual y político del mundo griego durante siglos.

Este lugar ha sido de inspiración para crear esta newsletter. Su finalidad es atraer a personas de todas las regiones que busquen respuestas de cómo funciona el ser humano. Sin embargo, los curiosos que acudían a Delfos venían cargados de preguntas. Por ello, este lugar solo es para aquellos que se cuestionen cómo funciona el mundo.

En un mundo donde la libertad de expresión y el pensamiento crítico cada vez se ven más amenazados por todo tipo de facciones, un punto de reunión como este es indispensable para los inconformistas y curiosos que buscamos el saber.

Lo que te vas a encontrar

Decía Aristóteles que «todos los hombres tienen naturalmente el deseo de saber». Necesitamos conocer lo que nos rodea, entender los hechos y cuestiones que están detrás de cómo funciona el mundo, cómo funcionamos nosotros y cómo funcionan las interacciones entre ambos. Necesitamos conocer la verdad. Sin embargo, no todo es tan sencillo. Como bien afirma el economista Bryan Caplan, «sobre la mente humana concurren impulsos contradictorios: el deseo de conocer el mundo sin sacrificar la propia visión del mismo». Gustave Le Bon explica cómo las masas prefieren el error a la verdad si esta les seduce. Adam Smith entendió que el ser humano se mueve por el interés personal, aunque otros sentimientos morales como la justicia o el altruismo también nos afectan. Alexis de Tocqueville postuló que los humanos somos solo racionales cuando respecta al comercio. Veblen analizó en detalle cómo la búsqueda de estatus y aprecio social influyen en nuestro comportamiento.

En Delfos se trataran conceptos y reflexiones útiles sobre todo lo anterior. Hablaremos sobre incentivos y expectativas, sobre recursos escasos y deseos ilimitados, sobre el dinero y nuestra relación con este, sobre teoría de juegos, sobre aquello que nos mueve a buscar la verdad y sobre aquellas pasiones y convicciones que nos alejan de ella. Aquí no encontrarás las típicas lecciones sobre antifragilidad, estoicismo o autoayuda que ya abundan estos lares. Iremos un poco más allá. ¿Es esto sobre crecimiento personal? No necesariamente. Esto es sobre el conocimiento, sobre la razón y el saber. No obstante, el aprender nuevas cosas siempre tiene externalidades positivas. Lo que aquí leas puede servirte a nivel personal o profesional.

¿Mi labor? Filtrar el ruido. ¿La tuya? Tener la mente abierta y ganas de conocer y reflexionar.

¿Es gratis? En términos monetarios, si. Sin embargo, siempre hay un coste de oportunidad, que es nuestro tiempo, el recurso más escaso. Por ello me comprometo a que el tiempo que dediques aquí te reporte la máxima utilidad.

Cada semana se mandará un nuevo post con algo nuevo de interés. Primaremos la calidad a la cantidad, aunque la escalada sea más difícil. Habrá veces que estemos de acuerdo y otras que no. Pero eso es lo bonito de la libertad de expresión y de pensamiento.

¿Quién soy?

En esta red social me hago llamar Ménez. Evidentemente no es mi nombre, sin embargo considero crucial el anonimato. En la primera película de la trilogía de Nolan del Caballero Oscuro, el héroe le dice a la fiscal del distrito de Gotham que «no importa como me llame, se nos conoce por nuestros actos». Justo por ello mantengo mi anonimato. No interesa quién escribe, sino lo que se escribe y puede aportar a cada uno de los lectores.